lunes, 7 de abril de 2008

La amargura de lo que pudo ser y no fue


Partido 1:

Triunfo contra Regatas de visitante y corte de 29 partidos invictos, y a los playoffs. Así venía Sionista para este choque contra Obras. "Les tenemos bronca, porque encima nos ganaron los 2 partidos que jugamos", me dijo alguien del plantel.

Ese día fui a la cancha con el equipo. Me pongo la camiseta que supuestamente los periodistas deben sacarse. Todos son hinchas de un equipo, y mi corazón está con Sioni... ¡Que diferente se palpita un partido así!, la entrada en calor, el ruido de las zapatillas contra el parquet, las palabras de aliento de los jugadores, las indicaciones de Seba, las ganas del equipo, TODO se olía desde ahí.

En un partido muy peleado, nos hicimos fuertes y ganamos el 4 partido consecutivo de visitante, que lindo fue, me puse muy contento, por el hambre del equipo, por las ganas de un grupo que quería revancha.




Partido 2:

Así llegó el segundo partido, seguía teniendo mucha fe en el equipo. "¿Cómo estamos hoy?", le pregunte a Carlitos, el kinesiologo del equipo, "Mejor que el miércoles", me dijo. IMPOSIBLE no tenerle fe, pensé. En otro partido demasiado parejo sacamos las ganas de ganar y de pasar de ronda y así fue. Si bien Obras se acercó en ciertos tramos del partido, siempre lo vi con mucha tranquilidad y así fue. Victoria y a Paraná match point...




Partido 3:

"Los barremos viejo, lo barremos", le dije a mi papá. Parece mentira, pero mucha razón tenía el Oscar Washington Tabarez, cuando los partidos se juegan de ante mano, no dan buenos resultados. Lo escuché en vivo. Había leído comentarios de que si Sionista no ganaba hoy se le iba a complicar la serie. Jugando como veníamos no deberíamos tener problemas. Pero ellos tienen a Lázaro, que parece que el rio Paraná lo agranda. No puedo opinar mucho del partido porque me perdí gran parte del mismo. Pero así nomás fue, derrota y a esperar que el jueves se gane para liquidar, de una vez por todas la serie.




Partido 4:

Vuelven los viejos fantasmas, el hecho de que si se perdía, no sólo estabamos perdiendo un partido sino una ENORME chance de dar un pasito más y escribir una nueva página más en la historia del club. Ibamos 47-41 arriba, ahí empezó todo, por lo que todos los hinchas de Sionista nos quejamos, por lo que nos dicen llorones. Juan Cantero pierde la pelota en mitad de cancha, Tittarelli corre sólo en, lo que técnicamente sería, una bandeja sin problemas. Pero ahí apareció Hall, como un tranvía para bloquear el tiro. En la radio se dijo: "Terrible tapón de Hall", lo festejé, pero al instante empezé a escuchar gritos. ¡Le cobró foul, le cobró foul!... "Una falta inexistente y una técnica para Hall", y ahí nos pusimos 1 abajo.

Los fantasmas aparecieron cuando Jeffries (inexistente hasta ese momento en la serie) tiró un triple al mejor estilo cara dura. A 45° contra la tabla... y ahí se nos fue el partido. Otra vez viajar hasta Obras, con la ilusión un tanto desmoronada.


Partido 5:

"Le tengo fe al Sioni, mucha", me dijo mi amigo el sapo que fue a la cancha. Primer cuarto excelente: "Al fin ganamos un cuarto", dijo su papá. Pero yo sabía que no era así, que en Buenos Aires desplegamos un excelente juego, y me ilusioné. Aunque veía que nos agarraban muchos rebotes ofensivos, me ilusioné. Segundo cuarto no tan bueno, pero se rescataba la actitud y garra del equipo, nos fuimos por 1 abajo, pero con la sensasión de que ibamos ganando.

Cuando menos quise acordar estabamos 11 puntos arriba. No lo podía creer, estabamos a tan solo un pasito de algo muy importante. Pero ahí se desmoronó todo. Obras metió una presión un tanto desprolija, pero efectiva. Un par de fallos de los cuales todavía estoy esperando el pitido. Una mala defensa, que era clave (la del triple de Tittarelli) y la mala suerte de Ale Burgos, que marró el tiro final, que pudo haber entrado.


Así es el básquet, eso lo hace un deporte tan hermoso, tan vistoso. No sabés con que se puede salir, no se sabe nunca nada, hasta que suena la chicharra.


Gracias a los jugadores y al plantel por aceptarme cuando se jugó en Capital.


Como decía el gran mariscal Roberto Perfumo: "Uno nunca sabe"..... Y sí, uno nunca sabe