Es cierto: el tercer lugar que consiguió Sionista emociona. El estilo de juego que plantea el equipo hace que de gusto ir a la cancha. La filosofía de trabajo del grupo, seria y sin objeciones. Pero hay que mantener el perfil bajo. El Centro nunca fue un club que se caracterizó por ganar partidos de ante mano y tampoco fue favorito de nadie. Entonces, ya pensar con una futura semifinal en Córdoba es un disparate.
¿Por qué? Porque los rivales que pueden tocar son todos complicados. Desde Quimsa a Lanús, pasando por La Unión de Formosa, Unión de Sunchales y Regatas de Corrientes. Todos, absolutamente, tuvieron su momento en el torneo y su rachita que los ilusionó con pelear arriba. Es cierto que no por nada Sioni fue el que llegó ahí, pero primero hay que pasar cuartos de final para pensar en Atenas.
Por otro lado, me encanta la fe que se tiene Alejandro Zilli: "Sueño con llegar a una final. A los rivales de cuartos los derrotamos en casa y de visitante. Estoy seguro de las chances que tenemos". Que un jugador del equipo como Zilli hable así hace que uno infle el pecho, que se emocione y hasta que llegue a reservar un hotel en Mar del Plata para mayo en lo que podría ser una presunta final. Pero como decía el gran Mostaza Merlo, hay que ir paso a paso.
Tener los pies sobre la tierra significa ser de Sionista, tener la esencia del club. Esto no quiere decir pensar en grande, ilusionarse porque el equipo da para eso. Pero siempre con cautela y paciencia. Primero, afrontar la InterLigas, luego pasar en cuartos de final y ahí sí pensar en grande, pero siempre sabiendo que están Atenas (último campeón) y Peñarol (el mejor del torneo) siempre un pasito por delante nuestro. Igualmente, soñar no cuesta nada.
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